miércoles, 12 de octubre de 2011

Cuando somos niños soñamos con cosas pequeñas, sencillas: un helado de fresa, una muñeca que llora y hace pis...o esa bicicleta del vecino del 4º. Cuando nos hacemos mayores nuestros sueños cambian con nosotros y se vuelven complejos igual que nosotros, y de repente, la muñeca de trapo se convierte en un vestido nuevo con el que deslumbrar a tu pareja en un viaje sorpresa, pero los sueños se rompen en pedazos cuando se topan de frente con la realidad, por que la realidad a menudo es radicalmente distinta como uno cree que es, las personas no siempre son lo que aparentan ser, ni las relaciones, ni mucho menos los sueños y esa realidad es la que pone a cada uno en su sitio, lo que uno cree que es negro puede ser blanco, y lo que uno cree blanco probablemente sea del color del arco iris.
Uno sabe como empiezan las cosas, pero nunca saben como van a terminar.

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