martes, 27 de marzo de 2012

Acabo de caer en cuenta de que, no hay días buenos ni malos, los días son solo eso, días. Unos son mejores como los viernes, y otros que en particular yo los odio, son los domingos. Si les cambiáramos los nombres, significarían otra cosa. Si el viernes se llamara lunes sería el mejor de la semana. Pero son tópicos que nadie cambia. Somos nosotros los que les ponemos esas etiquetas, somos nosotros los que tenemos la culpa de tener un buen o mal día. Si por mi fuera, les cambiaría los nombre y ya no serían días, sino sonrisas, y sinceramente nunca habría una mala sonrisa, siempre habrá sonrisas mejores que otras, pero ¿malas? NUNCA.
Así que no echéis la culpa a los días, porque ellos no son nada sólo, tristes nombres con una función, ordenar.
A partir de hoy, ya no va a haber días para mí, sólo sonrisas, así nunca podré tener una mala. Disfruta porque sólo quedan 333 sonrisas por disfrutar.

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