martes, 10 de septiembre de 2013

Ellos.

Están esos chicos que todas buscamos: agradables, simpáticos, sinceros, generosos, buenos, que nos hagan reír, atentos, sencillos, de los que incluso ayudan a las ancianitas a cruzar la calle.  Un chico bueno de la cabeza a los pies.

Luegos están aquellos de los que huímos:
Ese que nos ignora, que nos dice groserías, que es frío como el invierno y seco como el verano, macarra como nadie...

Bueno, esa es la teoría, ¿no?
Siempre solemos ignorar al bueno porque le falta coraje, le falta echarle morro a la vida, avanzar sin pensar a ratos y sobre todo le falta rellenar ese hueco masoca que tenemos las mujeres. 
Nos gustan más los otros, aquellos que vemos como "malos" , ya que nos encanta buscar el fondo bueno de aquellos chicos, porque sabemos que lo tienen. Nos encanta "rescatarles" (eso si no nos tienen que rescatar a nosotras antes de conseguirlo).
Nos encantan aquellos que dicen "no" y lo mantienen.
Aquellos que dicen "no"y luego se convierte en un "sí" .
Aquellos que dicen "sí" , y luego resulta ser un "no" , o un "ya hablamos mañana" .
Qué sé yo. Nos encantan ellos.
Luego nos rompen el corazón y nos quejamos pero, ¿sabes qué? Nos siguen gustando.
Hasta que nos rompen tanto el corazón , que buscamos a aquél chico "bueno" que mencionaba al principio pero, ¿sabéis qué? , nos siguen gustando los tipos duros.
Aquellos que van de: "soy frío como el hielo" pero olvidan que el hielo también quema. Y también olvidan que si le das calor al hielo, se termina derritiendo.

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